La bella y soñada Italia.

La bella Italia nos recibió tan bien y sumado el grupo que acompañábamos con cantos y oración todo un regaló de Dios!!! Estuvimos en el cierre del Año Paulino con el Papa Benedicto XVI, primero en las vísperas del cierre en la Basílica de San Pablo donde reposan los restos del Santo y el 29 de Junio por la mañana en la Misa junto a los cardenales y varios obispos del mundo entero en la misma Basílica de San Pedro, donde se clausuró el Año de San Pablo. Estuvimos sentados justo detrás del altar mayor donde el papa concelebró la Eucaristía. Que bella la entronización de la Palabra y liturgia a cada momento.
Luego recorrimos la ciudad de Roma, el Coliseo, la cárcel donde estuvo preso en Roma San Pablo, el Arco de Tito, las murallas, Santa María la mayor, San Juan de Letrán, etc.

La Catacumba de San Calixto donde hay 9 Papas y miles de los primeros cristianos enterrados.

De ahí a Asís a vivir una bonita experiencia en la tierra de San Francisco y Santa Clara, a la mañana llegamos a la Porciúncula y vimos el rosal sin espinas. A un costado se encuentra una capillita donde pasó a la eternidad Francisco. Ver la famosa cruz que le habló a Francisco.
Estar en la Iglesia donde están enterrados cada uno de ellos, sus ropas que todavía se encuentran. Por ej. el pelo de Clara y el hábito de Francisco.

Y en la iglesia San Damián donde el Señor le pidió a Francisco "reconstruye mi iglesia" y él se puso a edificar. En esa misma iglesia se encuentra todo lo que utilizó Santa Clara la mesa donde comía ella y las primeras hnas. El lugar de Oración de las Clarisas. El lugar donde ella murió.

Ya al caer la tarde, los frailes nos prestaron una capilla debajo de la tumba de San Francisco algo así como una cueva. Un lugar donde nos llevó al grupo a recogernos en oración intima con el Sr. y celebrar la misa.


Luego, al día siguiente nos fuimos a la bella Florencia, sus calles y toda su magia. Sus esculturas y la vista general de la ciudad.



Y en Venecia, que calor agobiante!. Sus callecitas de agua y las góndolas que andan por ellas cantando y llevando a los turistas. Cuanta hermosura y tanta historia guardada detrás de cada muro. Entramos a la tumba de San Marcos el evangelista y en la misma iglesia en la que fue Patriarca el mismo Papa Juan XXIII. Que preciosa iglesia la de Venecia! Cuanto encanto, a tal punto que nos faltaban ojos para ver tanto trabajo del hombre en una ciudad única en el mundo de esta naturaleza.
Y por ultimo, la gran sorpresa fue cuando al volver de Venecia a Roma para salir esa noche hacia Egipto de pasada nos quedaba Padua. Asi que ni lerdos ni perezosos hicimos una votacion y de manera unanime dijimos que si nos deteniamos toda esa mañana para estar orando en la tumba de San Antonio de Padua. Que regalos y cuantos mimos del Señor al que le dimos nuestras vidas!